Comunicación

Hay personas que la primera palabra que tienen en la boca es un "no", otras se sienten tremendamente culpables cuando ante una petición responden "no" ¿Tú dónde te identificas más?

Así, despacito, me premio a mí mismo/a por aprender cada día a comunicarme mejor, a decir lo que pienso respetando a los demás, a realizar peticiones porque me lo merezco, a decir que no.

Si lo pienso tantas veces... no quiero tener que arrepentirme de perder la oportunidad. "Te quiero"

En mis palabras están implícitas mis propias normas, los valores que rigen mi vida. Son como las ventanas de mi casa, porque a través de ellas entro en contacto con el exterior, con los demás. Yo decido cómo llevar esas palabras a los demás.

No podemos recoger después las palabras hirientes que hemos derramado pero sí podemos pedir perdón. Aprendamos a pensar lo importante que es lo que les decimos a los demás y cómo se lo decimos para no tener que arrepentirnos.

No voy a criticar a las personas de mi entorno, mejor enfrento las situaciones de frente y asertivamente expongo lo que deseo, lo que no me gusta o lo que me ha dolido. Siento que tengo el control de mi vida y eso me aporta bienestar y seguridad.

Para alcanzar lo que deseo puedo solicitar con respeto, insistir con educación, perseverar... pero también esperar, escuchar, darle tiempo al otro... con empatía, con confianza y serenidad.

Nunca me atreví a decirle lo que pensaba... pero he aprendido que lo único que tenemos el presente, así que antes de que la oportunidad se quede en el pasado... ¡adelante!

La comunicación que establezco conmigo misma/o es muy importante y yo elijo cómo quiero que sea. Cambio o refuerzo mi lenguaje interior, lo convierto en mi apoyo, mi estímulo diario.

Ahora más que nunca aprendo a comunicar lo que realmente deseo, lo que siento y decido cómo quiero comunicarme y relacionarme. Es mi regalo de Navidad.