Comunicación

Cuando compruebo que adivinar no funciona, reviso mi comunicación y me aseguro de que las personas que me importan sepan realmente lo que siento por ellas.

Compartir con nuestros amigos o familiares cuando disponemos de tiempo o vacaciones, cuando la salud nos lo permite, o simplemente cuando lo deseamos es un lujo que podemos valorar y sentirnos afortunad@s.

Cuántas veces hemos oído o pronunciado esa frase. ¿Nos gusta escucharla? ¿Cómo nos sentimos? ¿Nos satisface realmente decirla? ¿Y para qué? Quizás podamos reflexionar en el camino de mejorar nuestra comunicación tanto con nosotr@s como con los demás.

Estamos tan expuestos a tanta información, a diferentes fuentes, muchísimas opiniones, influencias, líneas que pretenden dirigirnos... que cuesta discernir, elegir, saber entresacar lo relevante o útil de entre tanto ruido. Así que, me voy a tomar mi tiempo para decidir y para escuchar lo realmente importante para mí.

Cuando les hablo a los demás desde mi lugar, afianzada/o en mis principios, mis ideas, transmitiendo lo que siento, lo que necesito, con respeto y empatía hacia los demás... consigo las respuestas que deseo de los demás. He conseguido que estén a mi favor, con mi actitud.

Sé que hay veces que no hacen falta las palabras, que nos podemos entender con una mirada. En esa mirada llena de comprensión y su respuesta agradecida, o de reprobación y su consecuente inquietud también nos comunicamos, y nos entendemos.

Ante la sordera ante nosotr@s mism@s nuestro cuerpo a veces acaba gritándonos. Así que grítate fuerte antes de que lo haga tu cuerpo. Merece la pena por tu salud.

Puedo decir que no cuando algo no me encaja, no es para mí, no beneficia mi vida, no me aporta lo que necesito... o simplemente no me apetece.

En mi comunicación puedo marcarme objetivos sin límites de mejora. Puedo decir lo que necesito, pedir lo que deseo, siempre con el respeto que también se merecen los demás.

Hoy decido dejar los "pudiera" por "puedo" y doy un paso adelante.